Términos como Crowdfunding o Crowdsourcing son cada vez más comunes. Los modelos de financiación de proyectos tienen un carácter cada vez más colectivo, algo las tecnologías han facilitado. Las industrias culturales y creativas, donde prima el emprendimiento y el difícil acceso a ayudas económicas, apuestan por estas nuevas formas de financiación.

Son varios los tipos de financiación colectiva que pueden ser de utilidad en la gestión cultural, dependiendo del interés detrás de esa financiación. En este artículo, explicamos los más comunes hasta el momento. 

Crowdsourcing y Crowdfunding: diferencias

Aunque el concepto Crowdfunding nos resulte más familiar, también existe el Crowdsourcing. Como este último es menos conocido, explicaremos este en primer lugar. Ambos tienen en común que son ayudas colectivas externas. Sin embargo, la diferencia es en qué consiste esa ayuda. Mientras que el Crowdfunding se basa en una ayuda monetaria, el Crowdsourcing es “mano de obra”.

El Crowdsourcing consiste en externalizar funciones que, tradicionalmente, llevaban a cabo empleados o se subcontrataban. Con el Crowdsourcing, estas se dejan a cargo de un grupo de personas o de una comunidad, a través de una convocatoria abierta. Con una naturaleza así, esta modalidad muchas veces se convierte en una colaboración creativa.

Por tanto, en comparación con el Crowdfunding, el Crowdsourcing trata de aportar trabajo e ideas antes que fondos.

Crowdfunding, la financiación colectiva monetaria

A diferencia del anterior, el famoso Crowdfunding consiste en crear una red abierta y colectiva para conseguir dinero u otros recursos de carácter económico. Existe principalmente en Internet, y se suele utilizar para financiar esfuerzos e iniciativas de otras personas u organizaciones.

Este fenómeno nace a raíz de los primeros proyectos de Open Source, donde los desarrolladores de este lugar ofrecían su trabajo de forma desinteresada. Estos trabajadores, que observaron el éxito de sus creaciones, empezaron a pedir donaciones por su trabajo. La respuesta fue muy positiva. En ese momento, entre los creadores, quienes necesitaban financiación, y los usuarios, que demandaban estos proyectos creativos, nacía el Crowdfunding

A la hora de dar dinero, se puede hacer de dos maneras según el interés de esa contribución:

Crowdfunding sin intereses: Es el más extendido y tiene un carácter filántropo. En este, un pequeño inversor aporta dinero a un proyecto a modo de donativo. Por tanto, su intención no es generar ganancias económicas, sino que es un acto desinteresado. Ante esa donación, la persona puede no recibir nada a cambio (aparte de la satisfacción de contribuir a un proyecto que le gusta) u obtener algún tipo de recompensa simbólica; una camiseta, una mención o el propio producto.

Crowdfunding con intereses: Este modelo financiero, no tan famoso, consiste en aportar dinero a un proyecto como una inversión, siempre de manera colectiva. A diferencia del anterior, el objetivo de sus inversores es generar ganancias con esa contribución monetaria. Dentro de esta modalidad, existe el Crowdfunding de Equity (capital) y el Crowdlending (préstamo). La principal diferencia reside en lo que el inversor recibe a cambio de su aportación.

El crowdfunding como inversión

-Préstamos o Crowdlending

El Crowdlending es un sistema basado en préstamos entre particulares y empresas, a cambio de un tipo de interés o de una participación dentro de la empresa que solicita la financiación. En resumen, se trata de pequeños inversores que realizan una financiación colectiva.

En este modelo, cuando el inversor presta dinero a un proyecto, quien recibe el préstamo tiene la obligación de devolver el dinero con un calendario de pagos concreto y añadiendo el tipo de interés fijo que se ha pactado. Como si de un banco se tratara, a partir del primer mes desde su préstamo, el inversor cobra cuotas mensuales para obtener retorno de su inversión.

Como en la mayoría de los casos el pago es obligatorio desde el principio, estos préstamos solo se otorgan a empresas o proyectos que ya están generando beneficios con su actividad habitual. Por tanto, es una forma financiera que no suele aplicarse a empresas de nueva creación.

Inversión o Crowdfunding de Equity

El Crowdfunding de Equity sirve para que el emprendedor logre la inversión inicial necesaria para poner en marcha su proyecto a través de aportaciones de múltiples pequeños inversores. Al tratarse de nuevas empresas, resulta casi imposible que estas puedan devolver esa inversión de manera mensual como en el caso anterior, por lo que el inversor recibe otro tipo de contraprestación.

Normalmente, a cambio de su aportación, los inversores reciben una participación en el capital de la empresa. Así, el retorno lo consiguen a través de beneficios, rentas, acciones o participaciones de la firma. Es, por tanto, una manera de encontrar una base formada por varios socios accionistas que conformarán el capital para repartir así el riesgo.

A diferencia del anterior, su riesgo es mayor y no existen garantías de éxito, aunque si el proyecto sale adelante, las ganancias de esa inversión inicial pueden llegar a multiplicarse.


Todas estas nuevas formas de financiación colectiva surgen o se extienden a partir de Internet y las nuevas tecnologías, que facilitan la colaboración entre varias personas de manera online. Y como hemos visto, existen varias según la naturaleza y necesidades del proyecto. En el caso de las industrias culturales y creativas, estos modelos financieros resultan cada vez más útiles para sus empresas y emprendedores. ¡Esperamos que podáis sacarles partido para vuestros proyectos!

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