Jesús Hernán ha vivido toda su experiencia laboral como emprendedor en diferentes proyectos. A pesar de haber estudiado Humanidades, pasó de la teoría a la práctica arriesgándose, como el mismo confiesa, sin ser demasiado consciente de lo que suponía emprender. En 2013 creó su proyecto cultural más especial, Yoleo Club (Legiland.club). Se trata de una plataforma para colegios e institutos que fomenta la lectura y comprensión lectora entre los más jóvenes.
Hemos hablado con Jesús para que nos cuente con detalle qué es Yoleo, cómo funciona y cómo ha sido el proceso emprendedor en este sector.
Antes de crear el actual proyecto en el que estás embarcado, Yoleo Club, ya habías creado otros como Disfrutalia, Bake250º o Smartech Ventures, ¿qué supone el emprendimiento en tu forma de entender la vida laboral?
Cuando no he emprendido es porque estaba entre una aventura y otra, ya que se necesitan tiempos de transición. Prácticamente toda mi vida profesional ha sido emprendimiento y quizá por eso lo vivo de manera bastante natural. Yo salí de la universidad y ya me puse a emprender porque lo que quería hacer solo lo podía hacer yo, estaba en mi cabeza. Para una persona que ha trabajado mucho tiempo en una empresa y de repente decide dar el salto al vacío, con una asunción de riesgo muy alto, puede ser complicado. En mi caso no tuve demasiada consciencia de ese riesgo porque siempre ha sido mi estado de vida natural.
Siendo las Humanidades algo eminentemente teórico, ¿cómo decides emprender?
Si te soy sincero cuando emprendí la primera vez no era muy consciente de lo que quería decir emprender. Yo quería hacer un proyecto que era lo que me apetecía y después intenté ganarme la vida con él. Una de las ventajas cuando uno está estudiando es que no tiene tanta necesidad económica, con lo justo vas pasando. En ese momento la parte económica es menos prioritaria que dedicar tiempo a algo que te satisface y que te llena y lo hice con esa intención, no con la mentalidad empresarial y, de nuevo, sin demasiada consciencia sobre el emprendimiento. Con el paso de los años fui viendo la parte más práctica de todo lo que envuelve a lo más empresarial, pero eso se aprende. Acabas sabiendo de recursos humanos, finanzas o impuestos y si no te rodeas de personas que lo saben hacer y poco a poco lo vas asumiendo.
Humanidades es cierto que es una carrera muy teórica y tiene cero enfoque en esa faceta más empresarial. Mi primer emprendimiento estuvo dirigido a una revista, estaba muy centrado en hacer contenidos y cursos para los mismos estudiantes de la universidad, era una cosa más de coordinación, contenidos y creación, después me di cuenta de que eso debía estar acompañado de ese envoltorio empresarial.
¿Qué es exactamente Yoleo Club? ¿Cómo surge la idea de crearlo?
A veces digo que Yoleo es una plataforma digital, pero es mucho más. Es un programa metodológico de motivación a la lectura. La idea es mejorar la comprensión lectora a partir de que los niños y los jóvenes encuentren el gusto por la lectura, que disfruten lo que están leyendo, que eso haga que lean más y que el hecho de que lo hagan de manera natural ayude a la comprensión lectora. El círculo virtuoso de la lectura es ese: cuanto más se lee mejor se lee y cuanto mejor se lee más se lee. No tiene más secreto. El gancho está en conseguir que realmente guste y sientan atracción por la lectura.
Esto es lo que hacemos en Yoleo, intentar que cualquier niño o joven, tenga el nivel, la edad o los gustos que sea, pueda encontrar alguna lectura que despierte su interés y a partir de ahí ir tirando del hilo, que adquieran un hábito saludable de lectura, que disfruten más con la lectura, que la compartan, entre otros. En torno al universo del gusto por la lectura es en el ámbito en que nos movemos como Yoleo.
El proyecto está enfocado en el mundo educativo, en primaria y secundaria. El producto principal de Yoleo es la plataforma en sí, Legiland.club. Nace de la experiencia personal, en primer lugar, de cómo se nos enseñó nosotros a querer la lectura y cómo se está enseñando hoy, que no es muy diferente a hace 30 años. Esto se basa principalmente en que se impone una lectura obligatoria en la que todos los niños leen lo mismo, no se da margen de maniobra para que decidan qué quieren leer e incluso dejándoles elegir aquello que quieran leer, no hay filtro ni criterio. Entre que lean todos lo mismo y que lean lo que quieran hay un punto intermedio que es en el que nosotros intentamos aportar valor.
¿Yoleo viene a ser un sustitutivo de las lecturas obligatorias de la primaria y la secundaria o es algo complementario?
Ciertamente se intenta sustituirlo o complementarlo, como mínimo, que no sea la única opción. Es verdad que la lectura obligatoria tiene su utilidad si se quiere trabajar en clase un autor, una época o una obra concreta. Hecho de cierta manera es útil que todo el mundo pueda leer un mismo libro. Hecho como la manera de trabajar por defecto la lectura es un error. Nosotros lo que queremos es que todos los niños tengan acceso a un universo de posibilidades amplio que ha sido filtrado por personas que conocen muy bien el ámbito literario infantil y juvenil, desde los clásicos hasta lo contemporáneo. La base de todo es que ellos puedan elegir o participar de esa elección.
Ahora mismo tenemos un abanico de unas 1.100 lecturas, que siguen siendo muchísimas para un niño que no sabe por dónde empezar. En función de su edad, sus gustos o gracias al profesor del centro en el que está se hacen selecciones que puede ser que interesen al alumno. A partir de aquí ya es que empiece a leer y ni siquiera hace falta que lea todo el libro, que es otro de los errores clásicos que se cometen al decir que cuando se empieza hay que acabar, el propio programa te dice que si quieres dejarlo puedes hacerlo e iniciar otra lectura.
Otra de las partes interesantes es que el profesor recibe una información a tiempo real de cómo está leyendo ese niño y si detecta que esa lectura no está siendo positiva para él, porque no la está entendiendo o le está aburriendo, le puede recomendar que coja otra, puede entablar una conversación y ver qué está pasando. Lo que tiene el profesor es información para gestionar ese aprovechamiento en cualquier tipo de lectura.
¿Legiland.club se usa solo a nivel formativo en los colegios o se puede usar de forma individual por padres que quieran incentivar la lectura en sus hijos mediante esta plataforma?
Es solo a nivel de colegios. Tiene una justificación. Es cierto que nos lo estamos planeando, y llevamos un tiempo trabajando para adaptarlo a nivel particular, pero la metodología está muy centrada en una dinámica de clase, de aula, con un profesor en su papel de profesor y eso no es replicable en un entorno doméstico.
¿Qué impedimentos hubo a la hora de lanzar este proyecto de lectura?
Siempre que comienzas un proyecto te encuentras muchos impedimentos. Los principales suelen estar relacionados con el dinero, con los recursos que tienes para desarrollar la idea. Una vez que lo has desarrollado, también para promocionarlo. Puedo probarlo yo e ir a visitar colegios que tengo a mi alrededor, pero si ya quiero crecer, voy a necesitar contratar a personas que me ayuden en esa tarea, invertir en marketing o en adquisición y todo esto es dinero. El primer gran escollo que superar son los recursos económicos.
Entre desarrollar y hacer crecer el proyecto hay un gran reto que es probar que eso que ha salido de tu cabeza es algo con utilidad y cumple el propósito que te habías imaginado. En nuestro caso esto era ser capaces de motivar a los jóvenes para que lean. No es un propósito menor, sino algo que había que demostrar, una cosa es decirlo y otra hacerlo, y para eso nuestro planteamiento fue contactar con colegios con los que teníamos algún tipo de relación y seleccionamos algunos para que probaran Legiland.club durante el curso. Por nuestra parte hicimos un seguimiento para ver cómo funcionaba, cuáles eran los problemas y hacer una iteración para posibilitar todas las mejoras necesarias del siguiente curso, teniendo ya los fallos que mejorar y el feeback de los niños y los profesores. Esto sirve para mejorar la plataforma y para ir con la confianza de encontrar recursos para crecer. Seguramente esa fue la primera fase complicada.
La segunda es que hay una diferencia entre ir a un colegio y que pruebe Legiland.club gratis y otra convencerlos para que paguen por algo que has hecho tú. Ese también es un impedimento complicado que fue superado y después nos encontramos con que, de nuevo, no es lo mismo convencer a cuatro locos que paguen por la plataforma, aquellos que se emocionan y son muy innovadores, a que lo haga un gran volumen de colegios, cuando la mayoría de personas somos conservadoras, especialmente en lo relativo a temas de trabajo. Ahí debes tener una gran capacidad de selección y es el tercer gran escollo que hay que superar.
¿Cómo conseguisteis la financiación para ponerlo en marcha?
La financiación la pusimos nosotros principalmente a raíz de ahorros. Este proyecto nació mientras estaba trabajando en Bake y se basaba en desarrollo de tecnología, diseño y marketing. Aprovechando esos recursos, a nivel humano y económico, cumplimos el primer hito que fue desarrollar esta plataforma de trabajo para colegios y demostrar que, al menos a unos cuantos, les resultaba útil. A partir de que ya has demostrado eso, también necesitas buscar más dinero, pero ya vas con un proyecto más sólido.
A día de hoy tenemos diferentes fuentes de financiación. No nos hemos desarrollado mucho gracias a tener financiación privada, hemos tenido, pero no tenemos capital riesgo, por ejemplo. Nuestro tipo de inversor parte más de amigos, familia y gente interesada en el proyecto, socios, en la financiación inicial. Pero después tenemos financiación bancaria a través de créditos, subvenciones con el Ministerio de Cultura, la Generalitat de Cataluña, ENISA a nivel público nacional. Esta sería una combinación entre inversión privada, banca y pública. Después los clientes, que es el mejor tipo de fuente de financiación.
¿Cuánto se ha notado en los colegios en los que está Legiland el cambio en el hábito de lectura de los alumnos?
El primer año ya se nota un cambio importante, sobre todo, en cuanto a lo que sería la motivación hacia la lectura o la manera en la que se encara el momento de la lectura. En eso es bastante inmediato y si el colegio asume el proyecto con ilusión, que es lo que suele suceder, y hay implicación por parte del profesorado, es algo que enseguida notas. Para eso no hace falta tecnología, simplemente hay que poner buenos libros en manos de los lectores.
El segundo año o el tercero lo que se va viendo es una evolución en cuanto a la cantidad de lecturas que van haciendo los alumnos de ese mismo colegio. Generalmente el tercer año es en el que más crecimiento hay. Los tres primeros años es cuando más se nota la diferencia.
Legiland ayuda a hacer un seguimiento de la comprensión lectora de cómo el alumno está haciendo la lectura. La plataforma evalúa siguiendo criterios PISA, en los diferentes niveles y habilidades lectoras, desde la comprensión general del texto, extracción de información, análisis metanarrativo. Para cada lectura nosotros desarrollamos todo un contenido con cuestionarios y actividades, que el alumno, a medida que va leyendo, va completando. En función de los resultados va actuando de una forma o de otra y hace el seguimiento.
Estas actividades están relacionadas con una mecánica de gamificación, funciona con puntos, niveles, avatares, medallas, misiones, hay todo un conjunto de retos y logros que el alumno va consiguiendo a medida que avanza la lectura y en las actividades. La motivación principal se basa en la lectura, porque son libros adecuados para cada tipo de lector, el resto es la guinda del pastel. Es muy importante esta guinda, pero no marca la diferencia, lo difícil del proyecto es elegir las lecturas adecuadas y trabajarlas adecuadamente para que cada lector encuentre lo que le motive.
¿En qué consiste es el proceso de selección de los libros que se incluyen en la plataforma?
Al año se publican miles de nuevos libros en infantil y juvenil y nosotros tenemos una representación muy pequeña de todo lo que se publica. Lo hacemos escuchando a las diferentes partes. Por un lado, a los propios alumnos y profesores que constantemente nos dan feedback y recomendaciones de libros que han leído y les han gustado. Hay profesores que trabajan libros que no tenemos y nos comentan que han funcionado muy bien, por lo tanto, es información de primera mano que continuamente nos están dando, se lo preguntamos directamente y de ahí ya sacamos un listado bastante amplio.
Por otro lado, tenemos a las editoriales con las que trabajamos. Nos envían novedades, pero también tienen experiencias directas con colegios y nos orientan sobre las obras que funcionan bien o tienen mucha demanda. Luego también están las bibliotecas y los expertos en literatura infantil y juvenil. Hay grupos de trabajo a nivel universitario o de otras empresas que ofrecen servicios de prescripción lectora a los colegios y con los que también tenemos contacto o que hacen públicamente recomendaciones que tenemos en cuenta.
Con todo eso, que sigue siendo mucho más de lo que podemos abarcar, hacemos un listado y vamos priorizando en función de las lecturas que van saliendo y ganando peso. Es como un ranking del que vamos incorporando cosas a nuestro catálogo.
¿Cómo se plantea el futuro de Yoleo Club a corto plazo?
Hasta el año pasado estábamos bastante centrados en zona norte porque nacimos en Barcelona y de manera natural hicimos un crecimiento en círculo y en red, poco a poco se fueron agregando colegios de las Islas Baleares, donde tenemos mucha presencia, de Valencia y luego de País Vasco. Precisamente este año hemos hecho una inversión y desarrollo para crecer a nivel nacional y también internacionalmente. Igual que hicimos el proceso de probar Legiland en Cataluña, cuando vas a otro país tienes que pasar por lo mismo, empezar haciendo pilotos en colegios de fuera. Ahora estamos haciendo eso en Chile, México y Argentina, en función de como vaya creceremos más o menos en cada país, ya que cada uno tiene sus particularidades.
Entrevista publicada originalmente en septiembre de 2021, realizada por Silvia Panadero para el Blog del Máster en Dirección y Gestión en Industrias Culturales y Creativas, MasterGestionCultural.Info
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